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Ancistrocerus claripennis

“Una tarde del mes de junio paseaba con Chema por los bosques de la Alberca, buscando flores e insectos. Al llegar a la Laguna de San Marcos, entre las flores de las dedaleras pude ver una pequeña avispa de la familia Eumenidae que recorría continuamente los tallos y flores. Tras unos de minutos intentando fotografiarla sin éxito, de repente se paró en la entrada de una flor. Me coloqué lo más cerca posible de la misma y a los pocos segundos la avispa volvió a salir de la flor, pero este viaje de manera torpe, pues se peleaba con algo. Un pequeño ser verde y alargado asomaba entre sus patas, se trataba de su presa, una considerable oruga posiblemente de algún geométrido. Mientras la avispa sujetaba a la oruga colocando su cabeza entre sus mandíbulas, la larva intentaba agarrarse a los pétalos de la flor y huir, aunque sin éxito, pues nuestra avispa acabó por clavarla su aguijón para finalmente lograr paralizarla y levantar el vuelo con ella, seguramente para trasladarla hasta su despensa”.

Como todos los Ancistrocerus, A. claripennis Thomson 1874 hace sus nidos en cavidades, aunque no las excavan ellos mismos sino que aprovechan agujeros que encuentran; una vez localizado un agujero apropiado, la hembra cierra el mismo construyendo finas paredes de barro formando en conjunto una celda más o menos oval. La celda es aprovisiona principalmente con pequeñas orugas de lepidópteros, aunque se han citado también como presas de esta avispa larvas de coleópteros crisomélidos; en cualquier caso, la hembra paraliza las presas y las va introduciendo en la celda hasta que considera que hay suficientes para lograr el adecuado desarrollo de la larva de avispa que nacerá del único huevo que pone en cada celda.

Los lugares utilizados para anidar son variados: tallos de cañas o juncos, agujeros en la corteza de los pinos, madera cortada (por ejemplo vigas o marcos de ventanas), diversos materiales en el interior de viviendas humanas (libros, papeles…) y techumbres vegetales (hechas de juncos, paja o similares).

En la Península Ibérica A. claripennis es una especie principalmente de colina y montaña. La fenología depende de la altitud y se piensa que en algunas zonas puede tener dos generaciones anuales.

Desde estas líneas quiero dar las gracias a mi buen amigo y gran himenopterólogo D. Leopoldo Castro, tanto por la determinación como por reunir toda la información posible sobre la biología de esta especie.

 

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